Con la llegada del calor, la sandía se convierte en la reina indiscutible del verano. Su capacidad para refrescar es de sobra conocida, pero esta fruta esconde mucho más que agua y un sabor dulce. Sus beneficios para la salud, algunos de ellos sorprendentes, y las nuevas tendencias en su consumo a nivel mundial están redefiniendo nuestra relación con ella.
Un Tesoro Nutricional Bajo la Corteza
Aunque más del 90% de su peso es agua, su pulpa roja alberga un tesoro de nutrientes, vitaminas y fibra. Por su bajo aporte calórico y su alto contenido en fibra, es una aliada perfecta en dietas de adelgazamiento y para combatir el estreñimiento. Sin embargo, su componente estrella es el licopeno, el antioxidante responsable de su color rojo intenso. De hecho, la sandía contiene una cantidad de licopeno hasta un 50% superior a la del tomate, lo que le confiere importantes propiedades para la salud. Además, aporta vitaminas esenciales como la vitamina A, C y B6, esta última clave para la formación de anticuerpos en el sistema inmunológico.
Beneficios para el Corazón y la Circulación
Este potente antioxidante, el licopeno, reduce el riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares. Su efecto se ve potenciado por la presencia de aminoácidos como la L-citrulina y la L-arginina. Un estudio de la Universidad Estatal de Florida demostró que el consumo regular de extracto de sandía mejoraba la función arterial y reducía la presión sanguínea en adultos con riesgo de hipertensión, lo que podría ayudar a prevenir infartos y otras dolencias coronarias. Esta misma capacidad para dilatar los vasos sanguíneos ha llevado a que se la apode la «viagra natural», ya que puede ayudar en casos de disfunción eréctil al facilitar el flujo sanguíneo. Además, sus propiedades antiinflamatorias y analgésicas la hacen ideal para deportistas, ya que su zumo puede aliviar las agujetas tras un ejercicio intenso.
China: El Gigante de la Sandía y las Nuevas Exigencias del Consumidor
El mayor productor mundial de esta fruta es China, con una cosecha anual que ronda los 60 millones de toneladas, lo que representa cerca del 60% del total global. Sin embargo, el mercado chino está experimentando una transformación fascinante. Los consumidores ya no se fijan tanto en el tamaño y el peso, sino en la calidad: el sabor, la textura y el punto exacto de dulzor.
Esta nueva exigencia ha dado lugar a una nueva y curiosa profesión: el catador de sandías. Especialistas como Zhang Linghui, de 27 años, dedican sus jornadas a golpear, presionar y escuchar miles de sandías para juzgar su madurez, textura y niveles de azúcar. «Las que no están maduras suenan duras y al golpearlas te duelen los dedos. Las que se han pasado suenan a hueco y suelen estar agrietadas por dentro», explica. Solo las mejores, aquellas con un 80% de maduración, llegan al mercado.
Innovación en el Campo: Sandías a la Carta
Para satisfacer estas nuevas demandas, los agricultores están adaptando sus cultivos. Las sandías de gran tamaño están dejando paso a variedades más pequeñas, de entre 1 y 1,5 kg, más manejables para los hogares actuales. Asimismo, se están introduciendo variedades con pulpas de colores llamativos, como naranja o amarillo, para atraer a un público más joven.
La innovación es clave, y centros como la Academia de Ciencias Agrícolas y Forestales de Pekín desarrollan nuevas variedades como la «Jingmei 3K». Este tipo de sandía, de forma ovalada y pulpa de un rojo intenso, no solo destaca por su gran dulzor y sabor, sino que también es más resistente a enfermedades, reduciendo los costes para los agricultores y asegurando un producto de alta calidad para un consumidor cada vez más selecto.
Consejos para Elegir la Sandía Perfecta
A la hora de comprar, es fundamental recordar que la sandía es una de las frutas que no madura una vez recolectada. Para asegurarse de que está en su punto, existen trucos clásicos que no fallan: si al darle unos golpecitos suena a hueco, está lista. Otra señal es rascar ligeramente la corteza con la uña; si se levanta con facilidad, es buena señal. Por último, si al presionarla suavemente entre las manos cruje, también indica que está en el momento óptimo para su consumo. Y no hay que desechar todo, la corteza, rica en clorofila y citrulina, puede licuarse con zumo de lima, y en algunos lugares sus semillas se tuestan y se consumen como pipas.