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Tesla sufre una caída del 71 % en beneficios por ventas débiles y rechazo hacia Elon Musk

Tesla ha registrado su mayor caída de beneficios en años, al revelar unos resultados financieros que reflejan el difícil momento que atraviesa el fabricante de vehículos eléctricos, cuya principal ventaja competitiva frente a sus rivales podría estar en riesgo.

Durante el primer trimestre del año, Tesla obtuvo unos ingresos netos de 409 millones de dólares sobre una facturación total de 19.300 millones, tras entregar casi 337.000 vehículos eléctricos. Esta cifra representa una disminución del 71 % en comparación con el mismo periodo del año anterior.

Se trata del peor trimestre en cuanto a entregas en más de dos años, lo que sigue al primer descenso interanual de ventas en la historia de la compañía. De hecho, los beneficios logrados se deben en gran parte a la venta de 595 millones de dólares en créditos fiscales por emisiones cero. Sin estos ingresos extraordinarios, Tesla habría registrado pérdidas.

A pesar de ello, las acciones de la empresa subieron en las operaciones posteriores al cierre del mercado. Los inversores reaccionaron con optimismo ante los planes de comenzar la producción de un coche eléctrico asequible en junio y por las declaraciones de Elon Musk, quien afirmó que reduciría su implicación en el Departamento de Eficiencia Gubernamental (DOGE, por sus siglas en inglés) para centrarse más en Tesla. No obstante, Musk aclaró que podría continuar colaborando de alguna forma durante el segundo mandato de Donald Trump.

Durante la llamada de resultados, TechCrunch recogió también declaraciones de Musk sobre diversos temas como los aranceles, los robotaxis, la inteligencia artificial y el futuro de los coches eléctricos.

La compañía advirtió además a sus accionistas de las posibles consecuencias de la guerra comercial en su actividad. Tesla señaló que los aranceles impuestos por el presidente Trump y el “cambio en el clima político” podrían tener “un impacto significativo en la demanda de nuestros productos”.

Según el informe financiero, las tarifas actuales —la mayoría dirigidas a China— afectarán de forma más notable al negocio de Energía que al de Automoción. Tesla aseguró estar tomando medidas para estabilizar la empresa a medio y largo plazo, y centrarse en mantener su solidez. Sin embargo, también advirtió que no puede garantizar que las ventas vayan a crecer este año.

La compañía mantiene sus ambiciosos planes de lanzar modelos más económicos, asegurando que la producción sigue prevista para comenzar en la primera mitad de 2025. Durante la conferencia, Musk concretó que la fabricación arrancará en junio.

Estos nuevos vehículos utilizarán elementos de la próxima generación tecnológica que también impulsará los robotaxis, aunque se apoyarán principalmente en la plataforma actual que utilizan los modelos Y y 3. Según Tesla, esto permitirá fabricarlos en las mismas líneas de producción que los modelos existentes, lo cual representa un avance estratégico en términos de eficiencia.

Esta previsión contradice un informe reciente de Reuters, que afirmaba que el lanzamiento de estos nuevos vehículos eléctricos se retrasaría varios meses.

A esta situación se suma una serie de desafíos que afectan a las ventas de Tesla. Su gama de vehículos empieza a mostrar signos de envejecimiento —a pesar de las renovaciones estéticas recientes en sus berlinas y SUV—, y su producto más novedoso, el Cybertruck, no ha logrado el éxito que Musk había anticipado.

Además, la imagen de Elon Musk, marcada por su posicionamiento político de derechas y su colaboración con la administración Trump, ha generado un notable rechazo hacia la marca Tesla, especialmente entre ciertos sectores del público consumidor.