Europa se encuentra bajo la sombra de nubes negras que amenazan a sus negocios y fábricas. El sector privado en la zona euro está experimentando una disminución significativa debido a la caída en la demanda de pedidos y un aumento en los costos de producción, según el Índice PMI de S&P Global publicado recientemente. Este informe sugiere que la economía de la eurozona se contraerá en el tercer trimestre de este año y no se espera un crecimiento a corto plazo. Los principales impulsores de esta desaceleración son Alemania y Francia, lo que acerca la actividad económica del bloque a los niveles observados durante la pandemia.
El Índice PMI se basa en encuestas realizadas a los gerentes de compras de unas 5,000 empresas en países de la eurozona, donde califican la evolución de la actividad en comparación con el mes anterior en una escala de 0 a 100. En esta última edición, la economía de la eurozona obtuvo 47.1 puntos, ligeramente por encima de los 46.7 puntos registrados en agosto, pero aún por debajo del umbral de 50 puntos que separa el crecimiento de la contracción económica.
El problema principal que enfrentan las empresas y fábricas es la marcada disminución en la demanda. En el sector de servicios, que incluye actividades como hostelería, comercio y transporte, la caída de los pedidos en septiembre fue la más pronunciada desde el inicio de la pandemia. Además, el indicador PMI revela que, si se excluyen los meses afectados por las restricciones de la COVID-19, la disminución de nuevos encargos fue la más significativa desde mayo de 2013.
Las sucesivas subidas de las tasas de interés por parte del Banco Central Europeo están comenzando a tener un impacto en el consumo del bloque, que muestra signos de enfriamiento. La entidad, bajo la dirección de Christine Lagarde, ha llevado las tasas de interés a su nivel más alto desde 2001, lo que se traduce en tasas de interés más elevadas para los préstamos y condiciones más restrictivas para financiar actividades comerciales. Además, estas alzas afectan a las familias al aumentar los costos de los préstamos al consumo y las hipotecas.
Los empresarios también informan que los precios de los insumos están aumentando al ritmo más rápido en cuatro meses. La persistente inflación en la eurozona, que se ha mantenido por encima del 5% desde el verano, continúa presionando al sector, que ha repercutido este aumento en los precios de venta. Este fenómeno se ve agravado por el aumento en los precios del combustible y los incrementos salariales generalizados en la Unión Europea, que no siempre están alineados con el ciclo económico debido a su naturaleza a largo plazo, según Cyrus de la Rubia, economista jefe del Banco Comercial de Hamburgo.
A pesar de este panorama sombrío, las empresas todavía muestran cierta resiliencia y optimismo al mantener tasas de contratación ligeramente más altas en septiembre en comparación con agosto, según el economista.
Alemania y Francia, como las dos economías más grandes de la zona euro, son las principales responsables de esta desaceleración. La producción en el sector privado de Alemania ha disminuido durante tres meses consecutivos y a un ritmo más rápido desde el inicio de la pandemia de COVID-19. Mientras tanto, la industria francesa está experimentando la mayor contracción en casi tres años, con un crecimiento económico estimado en tan solo un 0.1% para este trimestre, después de un modesto 0.2% registrado hasta marzo. Esto se debe, en parte, a que el sector de bienes y servicios de lujo desempeña un papel más importante en la economía francesa en comparación con la alemana, según Cyrus De la Rubia.